Me parece que debí empezar así y nombrarme.
Qué difícil es hablar de uno mismo en esta suerte de espejo. Hablar de uno mismo aún cuando no se hable de sí sino de los otros; no de quienes son sino de lo que hacen y eso lleva a lo mismo. Siempre nos describimos con lo que hacemos y cómo lo hacemos. Ahora mismo estoy siendo lo que escribo y cómo escribo. Creo.
Así que aquí estoy, sorteando las divagaciones y dejando que las palabras fluyan y sobrevivan después de un mutismo forzado, después de un infantil miedo a expresarse. Después de la duda hay más duda, pero la enfrento y escribo.
Ésta soy yo.
Me llamo Nadie.
X’CANCHÉ
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El centro es, para mí, lo de menos. Sin embargo, el dardo, dicen, debe dar siempre ahí, ahí donde esta la mayor cantidad de puntos. Fuera del centro no hay blanco posible, a menos que tengas la entereza y el valor de seguir lanzando dardos con la convicción de que el centro no es el centro sino sus orillas.
me llamo Nadie 